EUROCOPA FEMENINA
ANDRÉS ARAGÓN
El mundo
Algo se rompió en España. Con el gol de Ella Toone en el minuto 84, que apagó la euforia cuando rozaba las semifinales de la Eurocopa. En las protestas, que clamaban que Russo había sacado el brazo más de la cuenta para ganarle el salto a las centrales españolas. En el derechazo lejano de Georgia Stanway, que tumbó en la prórroga a una selección a la que ya traicionaban el ánimo y las fuerzas. España, que soñó la gesta, que la mereció durante tanto tiempo, cayó a los pies de la favorita y anfitriona.
Fin de trayecto para un equipo que hasta las lesiones de Alexia Putellas o Jenni Hermoso, Balones de Oro y Plata esta temporada, tuvo motivos para pensar que este podría ser su verano. Sueños que las bajas fueron recortando, que por un momento revivieron con el gol de Esther González, y que se esfumaron sin romper el techo de España: nunca ha ganado una eliminatoria en un gran torneo de selecciones (cuatro en las Eurocopas y una en los Mundiales).
Y el cruce contra Inglaterra era el más difícil de todos ellos, el castigo por haber perdido en la segunda jornada contra Alemania. Era el coco que llevaba asomando una semana, porque desde el 8-0 ante Noruega las 'leonas' tenían asegurados el primer puesto de su grupo y la atención del resto de rivales.
Nadie le había hecho un gol a Inglaterra en esta Eurocopa, que solo había encajado tres tantos desde que hace dos años Sarina Wiegman cogió las riendas del banquillo. Nadie había tenido a la anfitriona contra las cuerdas. Lo hizo España, que acarició la gloria, que cayó de la forma más dolorosa posible.
Vilda sacó de inicio el bloque de la segunda parte ante Dinamarca. Con Marta Cardona; la heroína del minuto 90; Esther González, una delantera más 'nueve'; Olga Carmona en el lateral izquierdo; y una sorpresa, Tere Abelleira, una de las cuatro jugadoras de campo que aún no habían tenido minutos en esta Eurocopa. Y con esos mimbres consiguió lo que nadie había pensado posible en este torneo: arrebatarle el mando a Inglaterra.
La selección española llevó el peso en la primera mitad. Moviendo el balón, dándole vida, haciendo sentirse incómodas a las inglesas, algo inédito en 'su' Eurocopa, pero inevitable cuando se corre tanto detrás de la pelota. El problema, como en los dos últimos partidos, es que España no lograba traducir en goles sus momentos de mayor dominio. Ni siquiera en ocasiones, aunque el recuento de llegadas fuera tan favorable (6-1 en el primer acto).
De hecho la más clara fue para Inglaterra, un gol anulado por un doble fuera de juego (de Lucy Bronze en el inicio de la jugada y de Ellen White en el final) que dio paso a los mejores minutos de las anfitrionas en la recta final del primer tiempo. Fue un suspiro, pero bastó para que las inglesas cogieran aire y las españolas recordaran la talla del rival que tenían delante.
Hacía falta un punto más y lo encontró en Athenea del Castillo, un diablo que hizo nudos con las piernas de Rachel Daly. La extremo cántabra llevaba apenas diez minutos en el campo cuando desnudó la defensa inglesa con un control orientado que sentó como un navajazo, medio gol que completó Esther González con un movimiento de puro 'nueve', un disparo a la media vuelta cruzado al palo contrario.
Un cachito de cielo se abrió en Brighton, una esperanza que fue creciendo a cada minuto hasta que Toone remachó ese balón peleado dentro del área. Hasta que Stanway tumbó a España con un derechazo seco y lejano. España no encontró freno al último arreón de Inglaterra ni respuesta a los dos guantazos. Un verano tan cruel solo podía terminar así.
Fin de trayecto para un equipo que hasta las lesiones de Alexia Putellas o Jenni Hermoso, Balones de Oro y Plata esta temporada, tuvo motivos para pensar que este podría ser su verano. Sueños que las bajas fueron recortando, que por un momento revivieron con el gol de Esther González, y que se esfumaron sin romper el techo de España: nunca ha ganado una eliminatoria en un gran torneo de selecciones (cuatro en las Eurocopas y una en los Mundiales).
Y el cruce contra Inglaterra era el más difícil de todos ellos, el castigo por haber perdido en la segunda jornada contra Alemania. Era el coco que llevaba asomando una semana, porque desde el 8-0 ante Noruega las 'leonas' tenían asegurados el primer puesto de su grupo y la atención del resto de rivales.
Nadie le había hecho un gol a Inglaterra en esta Eurocopa, que solo había encajado tres tantos desde que hace dos años Sarina Wiegman cogió las riendas del banquillo. Nadie había tenido a la anfitriona contra las cuerdas. Lo hizo España, que acarició la gloria, que cayó de la forma más dolorosa posible.
Vilda sacó de inicio el bloque de la segunda parte ante Dinamarca. Con Marta Cardona; la heroína del minuto 90; Esther González, una delantera más 'nueve'; Olga Carmona en el lateral izquierdo; y una sorpresa, Tere Abelleira, una de las cuatro jugadoras de campo que aún no habían tenido minutos en esta Eurocopa. Y con esos mimbres consiguió lo que nadie había pensado posible en este torneo: arrebatarle el mando a Inglaterra.
La selección española llevó el peso en la primera mitad. Moviendo el balón, dándole vida, haciendo sentirse incómodas a las inglesas, algo inédito en 'su' Eurocopa, pero inevitable cuando se corre tanto detrás de la pelota. El problema, como en los dos últimos partidos, es que España no lograba traducir en goles sus momentos de mayor dominio. Ni siquiera en ocasiones, aunque el recuento de llegadas fuera tan favorable (6-1 en el primer acto).
De hecho la más clara fue para Inglaterra, un gol anulado por un doble fuera de juego (de Lucy Bronze en el inicio de la jugada y de Ellen White en el final) que dio paso a los mejores minutos de las anfitrionas en la recta final del primer tiempo. Fue un suspiro, pero bastó para que las inglesas cogieran aire y las españolas recordaran la talla del rival que tenían delante.
Hacía falta un punto más y lo encontró en Athenea del Castillo, un diablo que hizo nudos con las piernas de Rachel Daly. La extremo cántabra llevaba apenas diez minutos en el campo cuando desnudó la defensa inglesa con un control orientado que sentó como un navajazo, medio gol que completó Esther González con un movimiento de puro 'nueve', un disparo a la media vuelta cruzado al palo contrario.
Un cachito de cielo se abrió en Brighton, una esperanza que fue creciendo a cada minuto hasta que Toone remachó ese balón peleado dentro del área. Hasta que Stanway tumbó a España con un derechazo seco y lejano. España no encontró freno al último arreón de Inglaterra ni respuesta a los dos guantazos. Un verano tan cruel solo podía terminar así.
Fuente: elmundo
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