jueves, 11 de junio de 2015

Ahora que nos nace la conciencia

Ahora que nos nace la conciencia

Rubén Uría


Más vale tarde que nunca. Ahora que a los periodistas nos ha nacido la conciencia para rescatar del anonimato a la selección de fútbol femenina (Marca y As coinciden en dedicarles su portada en un ejercicio loable, bien por ellos), conviene abastecer de información a la opinión pública. España debuta en un Mundial gracias a la capacidad de soñar en grande de Vero Boquete, Ruth García, Natalia Pablos y compañía. El mero hecho de participar en una Copa del Mundo (los rivales serán Costa Rica –accesible-, Corea del Sur- duro- y Brasil-favorita al triunfo final) merece que los aficionados tengan abiertos los ojos ante una cita histórica, pero antes de eso, convendría saber en qué situación se encuentran estas mujeres. El pase de España a este Mundial es un milagro. Uno de esos de los que se habla poco o nunca, y casi siempre, tarde. Uno de esos que crece desde la ilusión por cambiar las cosas, por transformar la sociedad, salvando todo tipo de injusticias y de carencias abismales.
Al grano. A finales del año pasado, la RFEF anunciaba un paquete de medidas de apoyo a las chicas, pactando una rueda de amistosos internacionales por territorio español. El mínimo era de un partido al mes hasta el comienzo de la cita mundialista, con una gira por EEUU como antesala al viaje a Canadá. En su lugar, la selección debió conformarse con jugar contra un equipo de la Comunidad de Madrid, con disputar apenas cinco amistosos (contra Nueva Zelanda se llegó a jugar dos veces) y con jugar entre ellas el último encuentro de preparación, porque no se pudo cerrar el último amistoso. ¿Saben en qué quedó la supuesta gira por EEUU? En nada, no tuvo lugar. España llega a Canadá sin haberse adaptado, sin haberse enfrentado a rivales de nivel y sin haber completado la gira que la RFEF prometió. Igualito que los chicos, ya ven.
Hay más. Nuestras chicas, esas que hoy sí tienen espacio y portada en As y Marca, cobrarán 40-45 euros al día en concepto de dieta, y su contrato con la firma de ropa que viste al combinado nacional sólo les cubre la ropa y el calzado. ¿Saben que las primas de nuestras jugadoras llevaban congeladas dos décadas y que, como denunció Informe Robinson – programa de culto-, ascendían a la astronómica cifra de 25 euros diarios? ¿Saben qué cobrará una jugadora de España por un mes de competición? En teoría, unos 1.200 euros. Para comer cerillas con la caja dentro. ¿Saben que, en caso de ganar el Mundial, las alemanas percibirán el salario mínimo de un jugador de Segunda en España, es decir 65.000 euros de prima por el título? ¿Saben que el salario mínimo de un futbolista de Primera asciende a 129.000 euros? ¿Saben que no se pueden comprar las camisetas de la selección española femenina porque la marca que patrocina al equipo no tiene previsto ponerlas en venta? Pues ya lo saben. 
Esta es la verdad del fútbol femenino en España. Un deporte casi proscrito, dejado de la mano de Dios, del que ahora nos ocupamos los periodistas. Natalia, Ainhoa, Ruth, Vero o Irene representarán a los españoles en Canadá y lucharán por representar a todas las mujeres que juegan en nuestro país. Serán la esperanza de un deporte que, a pesar de nuestro abandono sistemático, por pereza o desconocimiento, necesita mejores acciones y menos buenas palabras. Es posible que este Mundial pase sin pena ni gloria y a nadie se le caiga la cara de vergüenza porque estas chicas ganen 40-45 euros de dieta. Ojalá suceda todo lo contrario. Ojalá lleguen lejos, porque merecen la atención de los españoles, un sueldo acorde a su prestigio, un tratamiento informativo notable y unos dirigentes más dignos.  Este fútbol femenino es mucho más que ver “Quiero ser como Beckham” un domingo de sobremesa para, inmediatamente después, desconectar nuestros cerebros de esa realidad. Estas mujeres llevan años peleando, con uñas y dientes, en pleno Siglo XXI, no sólo por un sueldo digno que les permita competir sin tener que mirar la cuenta a final de mes, sino por un cariño y reconocimiento que merecen. En nuestra mano está que la flor que ha crecido en el desierto no se marchite. Se merecen algo más que un simple aplauso. Hoy debutarán, pero ya han ganado. Por goleada.
Rubén Uría / Eurosport

1 comentario:

  1. La opinión de la gente debe cambiar, el fútbol femenino merece respeto, apoyo y admiración. Poco a el apoyo será mayor, ya no hay cabida para el menosprecio ni el humor de mal gusto. El tiempo hablará, y dictaminará, es hora de demostrar que nos merecemos tener a estas grandes jugadoras dejándose la piel en el campo.
    Enormes!!!

    ResponderEliminar