Cada vez son menos las personas que se sorprenden cuando una chica dice que juega al fútbol. A muchas les produce curiosidad el fútbol femenino, otras confiesan que se sorprendieron la primera vez que vieron un partido y los que menos aún creen que este deporte es únicamente de hombres. Todavía recuerdo aquella época en la que tenía nueve añitos, jugaba con los chicos y desde el terreno de juego podía escuchar las voces de los padres del equipo contrario regañando a sus hijos por el simple hecho de que era una niña quien les había regateado.
Ser mujer y futbolista no es tan fácil como parece. Tienes que saber planificar tu tiempo: tener el poder de combinar estudios o trabajo con los entrenamientos durante la semana; saber cambiar el chip cuando estás en la universidad, aunque las que vivimos por y para el fútbol siempre lo tenemos presente; descansar en tus horas libres para poder dejarte la piel en los entrenamientos; o llegar tarde a casa de entrenar y tener que ponerte a estudiar sabiendo que los minutos de descuento del día son más eternos que muchos partidos.
Muchos fines de semana toca jugar fuera de tu ciudad, son viajes de autobús de muchas horas, y ese viaje lo aprovechas como puedes para tus obligaciones fuera del fútbol, pero a la vez con la cabeza metida en el partido que vas a disputar.
Simplemente se trata de tener claro que de este deporte no puedes vivir y que necesitas un respaldo en tu visa para el día de mañana. Una mujer futbolista tiene que esforzarse y sacrificarse al máximo para poder combinar la rutina de su trabajo o estudios con la ilusión, las ganas y el amor a este deporte.
* Amanda Sampedro es jugadora del Atlético de Madrid
Cada vez son menos las personas que se sorprenden cuando una chica dice que juega al fútbol. A muchas les produce curiosidad el fútbol femenino, otras confiesan que se sorprendieron la primera vez que vieron un partido y los que menos aún creen que este deporte es únicamente de hombres. Todavía recuerdo aquella época en la que tenía nueve añitos, jugaba con los chicos y desde el terreno de juego podía escuchar las voces de los padres del equipo contrario regañando a sus hijos por el simple hecho de que era una niña quien les había regateado.
Ser mujer y futbolista no es tan fácil como parece. Tienes que saber planificar tu tiempo: tener el poder de combinar estudios o trabajo con los entrenamientos durante la semana; saber cambiar el chip cuando estás en la universidad, aunque las que vivimos por y para el fútbol siempre lo tenemos presente; descansar en tus horas libres para poder dejarte la piel en los entrenamientos; o llegar tarde a casa de entrenar y tener que ponerte a estudiar sabiendo que los minutos de descuento del día son más eternos que muchos partidos.
Muchos fines de semana toca jugar fuera de tu ciudad, son viajes de autobús de muchas horas, y ese viaje lo aprovechas como puedes para tus obligaciones fuera del fútbol, pero a la vez con la cabeza metida en el partido que vas a disputar.
Simplemente se trata de tener claro que de este deporte no puedes vivir y que necesitas un respaldo en tu visa para el día de mañana. Una mujer futbolista tiene que esforzarse y sacrificarse al máximo para poder combinar la rutina de su trabajo o estudios con la ilusión, las ganas y el amor a este deporte.
* Amanda Sampedro es jugadora del Atlético de Madrid
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