M&M (MARÍA & MIRET)
MARÍA MIRET 18/09/13
Que 'equivocarse es malo' no es una verdad universal. Nuestra sociedad está llena de tópicos y típicas frases que nos cogen de la mano y nos conducen a pensar que existen esas reglas generales que se cumplen al pie de la letra.
Muchas veces hemos escuchado en la misma frase las palabras 'error' y 'tragedia' y que el equivocarnos conlleva encontrarte en medio de un túnel del cual parece imposible ver la luz.
En el ambiente deportivo, nos ocurre lo mismo. Ser un deportista de elite implica tener un carácter ganador y perfeccionista. Nos enseñan a querer llegar al límite en todo lo que hacemos y a sentirnos realizados a través de los éxitos. Y esto no es malo, porque esa actitud es la que nos hace llegar a la condecoración. Pero, cuando fallamos un penalti, perdemos una carrera o simplemente no tenemos un buen día, creamos un sentimiento de culpabilidad hacia nosotros mismos por haber fallado a alguien o no haber conseguido los objetivos que esperábamos.
Por eso, en los momentos donde nos sentimos más débiles hay que recordar que las personas, somos un conjunto de todas las veces que nos hemos equivocado y que sin nuestros errores fuera y dentro del escenario donde compitamos, no seríamos los mismos.
Zidane, después del gol a lo Panenka fue expulsado por soltarle un cabezazo a Materazzi en la final del Mundial contra Italia. Se equivocó. Hoy en día es admirado por todo aquel que le guste el fútbol. Rocky Balboa, para pelear por el título mundial de los pesos pesados antes tuvo que perder su primer asalto en el gimnasio de Mickey Goldmill y eso no le impidió hacer historia en el boxeo. Y como ellos, muchos otros deportistas o grandes mitos, tuvieron que caer una y otra vez para aprender que tocar el suelo puede servir para coger impulso y fueron capaces de ver en sus errores una nueva oportunidad para brillar.
Asumir que no hemos hecho las cosas bien es el primer paso, pero el más importante es saber que, como dijo 'mi gran amigo' Albert Espinosa, "muchas veces, por difícil que parezca, las pérdidas implican ganancias".
María Miret es jugadora del Sant Gabriel
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